Aunque durante unas semanas, Marruecos quiso hacer pensar a la opinión pública que la razón de los cinco comunicados que el país magrebí envió a España el pasado mes de agosto expresando su enfado fue por el trato que las autoridades españoles mostraron con los inmigrantes subsaharianos, pocos lo creyeron
Beatriz Mesa - 01-10-2010
En los últimos años, la situación de estas personas- obligadas a abandonar su países de origen por el golpe de una vida calamitosa, de precariedad, extrema pobreza o también huyendo de los conflictos bélicos- siempre se ha visto amordazada por las continuadas redadas que el Estado marroquí emprende en el país, en parte, presionado por la Unión Europea que le pide al vecino marroquí el fulminante cierre del grifo. Pero aquí no se está hablando del control de las fronteras, sino del respeto de los derechos humanos, de los derechos fundamentales de estos individuos, muchos de ellos incluso poseedores del Estatuto de refugiado. Según la organización Médicos Sin Fronteras, las persecuciones de la policía marroquí contra los inmigrantes y las expulsiones masivas de éstos a la frontera con Argelia ha empeorado las condiciones médicas y humanitarias de este colectivo que sólo en Oujda puede alcanzar las casi dos mil personas.
La última intervención policial - entre 600 y 700 inmigrantes fueron expulsados a la fuerza y abandonados a su suerte- se produjo el pasado mes de agosto sólo unos días después de que se desatara la crisis entre España y Marruecos porque, según la versión oficial, la policía española abusaba de su poder en detrimento de la población marroquí y extranjera. La Asociación Beni Znassen por la Cultura, el Desarrollo y la Solidaridad (ABCDS) aseguró entonces a esta cadena que la “salvaje” actuación de las autoridades del reino alauí respondía a un “nuevo tirón de orejas de España a los marroquíes para que se esmeraran más en el control de los flujos migratorios”, después del encuentro de reconciliación entre el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba y el Rey de Marruecos, Mohamed VI, que volvió a poner orden en las relaciones bilaterales.
MSF manifestó en su comunicado que las operaciones policiales se llevaron a cabo en unas condiciones de flagrante violación de los derechos humanos. “Sin agua, ni tampoco comida” y entre los expulsados se encontraban mujeres, embarazadas, niños, enfermos y personas con heridas directas o indirectamente relacionadas con la actuación de la policía. La ONG puso el acento en que estas expulsiones se realizan en "tierra de nadie", entre Marruecos y Argelia, donde los subsahariano se exponen a todo tipo de vejaciones. "El endurecimiento de las medidas restrictivas en el marco del control migratorio de Marruecos tiene un impacto directo en la salud y la dignidad de los emigrantes y refugiados”, lamentó el jefe de la misión de MSF en Marruecos, Jorge Martín.
El calvario para este colectivo no acaba en “tierra de nadie” porque desde aquí cruzan a pie, de nuevo, hasta la ciudad de Oujda, en la frontera, donde permanecen a la espera de pegar el salto al conocido “El Dorado”. MSF, que trabaja en la zona, aseguró haber constatado un incremento de pacientes con problemas de salud ligados a la violencia, a las precarias condiciones de vida y de higiene y a la falta de un alojamiento adecuado. Un 18 por ciento de los 186 inmigrantes atendidos, según la asociación, tenía infecciones cutáneas, otro 10 por ciento padecía infecciones respiratorias, y un 11 por ciento presentaba problemas digestivos. MSF lamentó que las redadas y las expulsiones masivas "aumentan su vulnerabilidad y los exponen a múltiples riesgos", y "conforme al derecho nacional e internacional", pidió a Marruecos que respete sus obligaciones internacionales en la aplicación de las medidas de control migratorio.
Fuente: http://www.cope.es/mundo/01-10-10--msf-denuncia-condiciones-inmigrantes-marruecos-220035-1