Varias personas resultaron heridas y otras detenidas en un enfrentamiento con el Ejército, en la localidad de Sidi Ifni donde las fuerzas represivas ocupan varios barrios. Las autoridades niegan que haya muertos, mientras las ONGs hablan de entre uno y cinco fallecidos
Roberto Arias
8 de junio de 2008 13:45
La calma ha vuelto hoy a Sidi Ifni, en el sudoeste de Marruecos, tras los enfrentamientos entre fuerzas del orden y jóvenes desempleados que bloqueaban el acceso al puerto de la ciudad y que dejaron varios muertos y 44 heridos, 27 de ellos policías, según informaron varias fuentes.
Los enfrentamientos comenzaron, cuando soldados del ejército intervinieron de manera violenta para levantar el bloqueo del puerto de esa localidad, por jóvenes en paro que piden trabajo y que una parte de la producción pesquera del lugar se quede en el mismo puerto.
Este bloqueo del puerto comenzó, el pasado 30 de mayo, cuando los jóvenes se negaron a levantarlo, a pesar de un diálogo abierto con las autoridades locales, añadieron las fuentes.
"Regresó la calma pero la policía reforzó sus posiciones" en la ciudad, declaró un ciudadano. "La gente ha vuelto a sus casas", agregó, confirmando la versión de otros testigos.
"La situación es tranquila y esperamos superar la presión psicológica para hallar soluciones a las reivindicaciones de los manifestante) en un clima sereno" declaró a la el diputado socialista Abdelwahab Belfkih.
Otro representante político local, en este caso del partido Istiqlal, Lahcen Achuad, dijo también que había "vuelto la calma a la ciudad, donde la policía reforzó sus efectivos".
Una fuente médica local informó del saldo de víctimas de las protestas. "Cuarenta y cuatro personas resultaron levemente heridas durante esa intervención" policial, declaró Mohamed Chafik, jefe médico del hospital de Sidi Ifn.
Según el Centro Marroquí de Derechos Humanos (CMDH), el balance fue más elevado. "Habría entre uno y cinco muertos", declaró en Rabat el presidente de la sección del CMDH en Sidi Ifni.
Sin embargo, un portavoz del gobierno, Jalid Naciri, insistía en negarlo: "no hubo un solo muerto".