"Han violado mi domicilio, destrozado mi material informático y requisado dos botellas de vino vacías además de una pastilla de baño efervescente que han identificado falsamente como un preservativo". La joven periodista marroquí Zineb El Rhazoui no salía todavía de su asombro tras la "desmedida e injustificada" intervención policial que vivió la madrugada del viernes cuando trabajaba en su vivienda de Casablanca con el también periodista marroquí Ali Amar, fundador y ex director del semanario 'Le Journal' —desaparecido en enero de este año—, para cuyas páginas también escribía El Rhazoui.
La "excusa" oficial para presentarse en el domicilio de la marroquí "fue una denuncia de un supuesto robo de un ordenador y de 20.000 dirhams (unos 1.800 euros)", cuenta la periodista, quien añade que "obligaron a la ex socia de Amar" a poner una denuncia contra él.
"Es todo mentira, Ali cogió un ordenador del despacho que ambos comparten, pero es suyo", asevera. "Además, en Marruecos hay miles de denuncias de esta naturaleza sin que medie actuación alguna". Los periodistas han considerado en declaraciones a ELMUNDO.es que "no está justificado" que se presentasen en casa de El Rhazoui el jefe de la Policía Judicial con quince agentes de su unidad.
La marroquí —que ha tenido además varios encontronazos con las autoridades tras fundar el Movimiento Alternativo por las Libertades en Marruecos (MALI)— confiesa "tener miedo", mientras Amar argumenta que el reino alauí "fabrica" detenciones para acallar "voces libres" y acusa a las autoridades de organizar un complot contra él. Hace dos semanas que Amar regresó al reino alauí "y desde entonces intentan detenerlo como sea". Podría enfrentarse a dos años de cárcel por la acusación de robo.
Amar, muy crítico con el rey Mohamed VI, es para el régimen una de las bestias negras de la prensa independiente. Según ha denunciado en múltiples ocasiones, 'Le Journal' fue cerrado por ser un estandarte de la libertad en el papel del país, aunque la versión oficial fue que estaba ahogado por las deudas.
Tras su cierre, Amar —autor además de 'Mohamed VI, el gran malentendido', publicado en 2009 y "censurado" en su país— se exilió un tiempo de Marruecos por temor a terminar en la cárcel o que se le prohibiera salir del país.
El Rhazoui y Amar fueron sometidos la madrugada del viernes a doce horas de interrogatorios; "a pesar de que los agentes que se presentaron en mi casa no tenían orden judicial". El marroquí tuvo que pasar de nuevo hoy por comisaría y este lunes "me han convocado a un proceso".
Escena de cama
"Forzaron la puerta a las seis de la mañana y en cuanto entraron comenzaron a fotografiarnos, a nosotros y todo el apartamento", sigue El Rhazoui. Según la periodista, "intentaron obligarnos a representar una escena; a acostarnos en la cama juntos para fotografiarnos, cuando nos negamos le pusieron unas esposas a Amar". En Marruecos las relaciones extramatrimoniales están penadas por la Ley.
"Además, revisaron mi videoteca por si tenía pornografía y supervisaron también nuestro material informático, acabábamos de terminar un trabajo para la prensa internacional".
"Tras nuestras protestas, uno de los oficiales nos ha informado de que se acusaba a Ali Amar de robo de un ordenador y a mí, de complicidad". Entonces, "hemos presentado la factura del ordenador, de la compra, pero han la han ignorado y han requisado el ordenador".
Ambos están valorando poner una denuncia contra la actuación policial y Amar podría denunciar por apropiación de fondos a su ex socia, Sophie Goldring, quien ha asegurado a El Mundo que "Amar utilizó una llave que tenía para entrar en mi despacho y robar el ordenador, además de dinero".
Según Goldring, "nunca negó que robara el ordenador y me pidió 100.000 dirhams (unos 9.000 euros) para recuperarlo; no quería denunciarle porque sé que vive una situación política complicada en el país, pero no tenía el dinero y estaba atemorizada, por eso lo hice".
Amar insiste en que el ordenador es de su propiedad y que nunca intentó chantajear a Goldring, a la que acusa de de crear una sociedad paralela durante su ausencia con el mismo domicilio de la que compartían y de la que es gerente único. Para Amar está claro. "Han manipulado a Goldring y han utilizado un altercado comercial con fines políticos; no hay más".
Erena Calvo | Rabat
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2010/06/05/comunicacion/1275745785.html