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martes, 16 de agosto de 2011

Una primavera sin Marruecos

El escritor marroquí Abdelkah Serhane vuelve a hablar, con pesar, sobre el plebiscito obtenido, con el 98,49% , por el rey Mohamed VI en el referéndum sobre la nueva constitución de Marruecos que tuvo lugar el 1 de julio de 2011. Unas elecciones amañadas que pusieron fin a la esperanza política apoyada en las revueltas del movimiento del 20 de febrero.
“En la sombra de tus manos, las palabras tiemblan para nombrar los males de nuestro ser árabe” M.H Samrakandi.
El 1 de julio de 2011 se puso fin a la agitación de las revueltas del domingo y a la incertidumbre de los marroquíes. El país entró directamente en el Estado de derecho de una monarquía democrática constitucional, moderna y social con un 98,49% a favor en un referéndum propuesto por Su Majestad el rey Mohamed VI a su pueblo en defensa de la nueva constitución. En su época, Driss Basri dio unos resultados apenas algo más elevados con un 99,99% para colmar nuestro ego, haciendo de nosotros un pueblo competente, excepcional, y de nuestro rey “mahboub al jamahir” (el adorado del pueblo).
Pero, ¡no nos equivoquemos de época ni de sistema! Los años de plomo están lejos de nosotros y la época de Derb Moulay Chérif, Dar Moqri, Agdez o Tazmamart ya pasó. El pequeño centro de Témara no es sino un desgraciado paréntesis en los anales de la era grandiosa que vivimos como marroquíes. Los reiterados atentados terroristas y las inmolaciones son gestos de sacrificio en aras del más bello país del mundo por parte de una juventud orgullosa de su identidad nacional.
En mi humilde opinión, un 98,49% es muy poco para una monarquía puesta por las nubes por un pueblo desarrollado, cultivado, afortunado, responsable, consciente de lo que está en juego a nivel nacional, regional e internacional. La primavera árabe y el movimiento del 20 de febrero sin duda obligan, esta vez, a contener el entusiasmo del Ministro del Interior. Un 98,49% es una bey'a moderna con una tasa que hace creíble esta consulta popular a ojos del hermano Occidente, preocupado por nuestros intereses en un siglo XXI en crisis, en un mundo árabe a sangre y fuego. Con un 72% de participación en un clima de descontento social y una juventud que no para de repetir que “el pueblo quiere la caída del régimen”.
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